Cuando alguien muere, más allá de la tristeza, que me es inevitable, me embarga una profunda reflexión, no lo puedo evitar y se que no soy la única. Ese pensamiento sobre lo que uno deja, sobre lo que los otros sienten por esa muerte, los que extrañan...
Y mi conclusión es que, para mi, uno deja lo que vive, los recuerdos, las emociones, las construcciones, todo lo que hacemos en vida es lo que queda, en el mundo, en las personas, en los hijos... Nada se va con nosotros. Ni el odio.
Cuando muera quiero que me recuerden con una sonrisa, cariño y un poquito de saudade..
martes, 6 de diciembre de 2011
Se muere como se vive
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Yo prefiero no morirme ;)
ResponderEliminarBesos!
¿Podrá sobrevivir el pensamiento?
ResponderEliminarSin un cuerpo que lo contenga
¿Qué será de nuestra mente?
Cuando la muerte a buscarnos venga.