Todos tenemos momentos de debilidad, algunos más frecuentemente, otros sólo en temas determinados, algunos,un poco más controlados, piensan que no los tendrán nunca...hasta que les llega. Les llega esa sensación de ahogo, ansiedad o simplemente imposibilidad de tomar esa decisión correcta.
Creo que esos momentos son horribles, nos hacen sentir y dar cuenta de lo humanos que somos, nos hacen comer las palabras, bajar los humos (como dirían en mi pueblo) y sobre todo nos hacen aprender. Porque la próxima vez no podremos evitar un nuevo momento de debilidad, pero sí comprender que luego se sale, y que la vida sigue.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
Debilidad
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