miércoles, 29 de febrero de 2012

Que pase el que sigue

Ese día fue como todos, pero para el no fue uno mas. Desde temprano habían pasado cosas de esas que hacen que uno quiera mandar todo a la mierda, o simplemente desaparecer. No fueron nada los ruidos del vecino en la madrugada que le robaron horas de sueño, ni el corte de luz que lo hizo vestirse a tientas y bajar los cinco pisos por ascensor; no fueron nada porque no era nuevo, pasaba siempre y estaba acostumbrado.
Tampoco logró cansarlo esa cliente insoportable que lo hizo mostrar todos los productos y no llevo nada, ni siquiera lograron sacarlo el maltrato del jefe, la falta de saludo de su compañero, los autos que nunca le cedieron el paso ni la moto que casi lo atropella.. No lo logro nada porque todo era parte de su vida.. Ya no lo percibía, o como mucho soltaba una puteada cada tanto; y seguía.
Pero no fue hasta la noche, cuando al salir de la tienda y encontrar esa calle tan llena de gente como cada vez que llegaba esa hora, empezó a caminar entre la multitud en la que cada uno iba en su mundo y esa multitud de muchachos paso por su lado, riendo, llevando todo por delante, incluso a el, que cayó entre ellos y sintió como su cuerpo caía y esas risas de fondo, y cada uno en la suya, y los pasos a su alrededor y los anteojos en el piso...
Alguien lo ayudo a pararse, no recuerda ahora si le dio las gracias o simplemente siguió su camino, con el nudo en la garganta. Lentamente fue sintiendo como ese cumulo de emociones subía, desde su estomago, e intentaba salir. Y sintió como las lagrimas empezaron a correr por su rostro, y esa bronca hacia el vecino, la luz, los conductores irresponsables y las motos asesinas, hacia su jefe que se olvidaba que eran personas y su compañero que lo cargaba de negatividad todos los días, hacia los clientes que se creían dueños de el y hacia toda la gente que va por su camino sin mirar alrededor, y hacia esos chicos, que le mostraron el reflejo de lo que la sociedad hizo de ellos, y de el...
Lloró, lloró todo el camino desconsoladamente, desde adentro, casi sin poder ver por las lagrimas en sus ojos, y se sintió solo en el mundo.

Paro en un parque, se sentó e intento calmarse, miro alrededor y otra vez sintió paz, no son todos iguales, pensó... Yo no soy igual y un tropezon no es caída
Dio un profundo suspiro y partió hacia su casa, preparado para esperar un nuevo día

4 comentarios:

  1. La misantropía es masoquista, salvo que seamos solipsistas. Yo suelo tratar de pensar al reves, hay personas buenas allá afuera, que por suerte no se me parecen...

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  2. Soy medio brutita,,,pero te juro que no entendí mucho,, ya me pondré a buscar en el diccionario je

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  3. No vale la pena, traducido sería algo así como que si uno odia al mundo (misántropo), se odia también a si mismo y se autoagrede (masoca) por ser parte del mundo, consecuencia del mundo, y causa también. Salvo que se piense que el mundo es lo externo, y que uno mismo es algo superior y verdadero, mientras todo lo demás es vano y de dudosa interpretación (algo así como ser solipsista)...
    Al final solamente dejo entrever, autoreferenciandome al pedo (porque es mentira), que siempre conviene dudar primero de la integridad de uno mismo y no del mundo, porque siempre allá afuera hay mucho mejores personas que yo, por ejemplo, que soy medio canalla y leo el diccionario.

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